¿Qué pasaría si prohibiesen usar las pantallas en tu casa durante un mes?

Una periodista y su pareja pasa un mes sin pantallas en su casa, deshaciéndose de todas las frustraciones y banalidades que la tecnología puede ofrecer

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Foto (CC) Wikimedia Commons

Seguramente alguna vez has pensado lo mismo, el tiempo que pasas mirando una pantalla al cabo del día. Hacer la suma seguramente te asustará, porque si agregamos horario de trabajo y el tiempo que pasamos delante de nuestros móviles, tabletas, ordenadores y televisores, nos encontramos con muy poco tiempo libre sin distracciones tecnológicas.

Este es un interesante experimento personal que hizo la periodista Kaleigh Rogers y su pareja durante un mes: en su hogar no habría ninguna pantalla encendida. En el trabajo o en el tiempo que pasa hasta llegar a su casa, sí que podría usar el móvil, ordenador, tablet o cualquier pantalla que todo el mundo usamos todos los días. Durante 31 días su apartamento se deshizo de distracciones en forma de pantalla y esto es lo que descubrió.

«Cuando tienes 48 horas desocupadas delante de ti, la idea de no tener Netflix empieza a ser desalentadora»

No era una regla completamente estricta, si alguno de ellos debía terminar un trabajo o quería poner música usando su aplicación preferida, o encontrar recetas online, podía hacerlo desde su móvil. Pero estas excepciones ya disminuyen drásticamente el uso de pantalla en la mayoría de los casos.

«Creíamos que sin el ruido y la distracción y el consumo mental de los medios, de repente tendríamos tiempo y energía para alcazar nuestros objetivos. De alguna manera, resultó ser cierto, pero había limites» escribe la periodista. Como era de esperar, durante los primeros días el no usar pantallas les ofreció más tiempo para estar juntos y hacer otras actividades. Leer un libro, tocar la guitarra o salir a ver una exposición.

El problema eran los fines de semanas. «Cuando estás matando algunas horas de la tarde, la falta de pantallas no es un problema. Pero cuando tienes 48 horas desocupadas delante de ti, la idea de no tener Netflix empieza a ser desalentadora.»

El vivir en una gran ciudad ayuda bastante, siempre hay planes que hacer, barrios que visitar, museos o exposiciones que siempre has querido ir pero nunca tenías el tiempo para ello. Incluso volver a dibujar o escribir como le pasó a la pareja de Rogers.

Más horas sin distracciones de pantallas parecen una buena idea, aunque también te deja fuera de ese círculo del «lo que está pasando ahora», con un poco del síndrome FOMO (Fear of Missing Out, Miedo al perderse algo). «No es como si estuviésemos allí todas las noches teniendo conversaciones profundas, a veces tienes que hacer algo que solo por diversión».

+ Info | Motherboard

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