Apple, así pasó de la quiebra al trillón de dólares en 20 años
En 1997 Apple estuvo a punto de desaparecer pero logró dar la vuelta a su destino y ahora es la empresa más valorada del mundo

Hace poco más de 20 años una prometedora empresa tecnológica había perdido el rumbo y estaba a pocos días de la bancarrota. Las pésimas decisiones estratégicas y la decadencia de sus productos, que en su día fueron innovadores, la pusieron en esa situación. Su nombre era Apple. Hoy esa misma empresa ha logrado ser la primera del mundo en tener una valoración bursátil superior a 1.000.000.000.000 dólares (un trillón americano, un billón europeo).
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Sobre cómo ocurrió este milagro se ha escrito mucho y existen numerosos estudios económicos, de marketing y otras disciplinas que tratan de analizarlo. Pero si fuese fácil de explicar, ya lo habrían hecho.
Apple salió de aquel aprieto -pese a que muchos expertos la daban ya por muerta- gracias a una sorpresiva inyección de capital de su archienemigo Microsoft. Esto quedó reflejado en una icónica imagen en la que Steve Jobs -que había regresado a Apple unos meses antes- daba las gracias a Bill Gates en una de sus famosas keynotes.
Después de aquello llegó una larga travesía por el desierto en la que se reestructuró el catálogo de productos hasta dejarlo en lo mínimo. Un ordenador de consumo (el iMac), uno profesional, un portátil de consumo y otro profesional. Desapareció la manzana de colores para quedarse solo la silueta en blanco o negro. Así Apple logró aguantar hasta la llegada del iPod. El producto que cambiaría el rumbo de la empresa y que la haría conocida por el gran público. Esto ocurrió en 2001, pero aún tendrían que pasar varios años hasta que el iPod se convirtiese en un fenómeno mundial. Mientras tanto Steve Jobs empezaba a perfilarse como el mago de la tecnología.
Durante la primera década del siglo XXI Apple forjó su imagen y su atractivo más allá del mundo de la tecnología. Ordenadores de colores, música de bolsillo comprada online en iTunes, tiendas físicas que se llenaban de gente. El ‘campo de distorsión’ de Jobs parecía afectar a cualquier objetivo que se pusiese en su camino. Y entonces llegó la mayor apuesta de Apple; el iPhone. Con él comenzó la verdadera resurrección económica de Apple que había iniciado el iPod.
Toda la industria de la telefonía móvil estuvo en contra o peor aún, les ignoraban. Pero el iPhone abrió un nuevo camino no solo con las innovaciones tecnológicas, sino también forzando a las operadoras a crear planes de datos para conectarse a internet o creando un ecosistema de apps para complementar el dispositivo. Durante casi una década ha sido el rival a batir, y aún hoy es el smartphone más vendido del mundo.
Después llegaron el iPad y el Watch para completar la visión de Jobs. Pero en el fondo daba igual lo que viniese detrás, porque Apple ya había logrado convertirse en la marca aspiracional por excelencia en un sector creciente y con todo el futuro por delante, la tecnología de consumo. La inercia de los éxitos, que se adelantaron años a la competencia, ha proporcionado a Apple un colchón de prestigio que han sabido administrar con precisión, pese a los diversos errores cometidos en los últimos años.
Y así es como, combinando un férreo control sobre sus productos, creando una imagen de exclusividad y proporcionando soluciones acertadas y sencillas a los problemas de una nueva era han logrado revalorizarse hasta ese trillón de dólares. No siempre han sido tan pioneros o innovadores como parece, pero no es menos cierto que en muchos casos han sabido integrar como ningunead otro, la tecnología en nuestra vida cotidiana sin (casi) complicaciones.
Sin duda el punto negro en toda esta historia la encontramos en los diversos trucos de ingeniería financiera que Apple ha usado en los últimos años para tributar de forma cuestionable, y llevarse el dinero de las ventas a diversos paraísos financieros.
No ha sido la primera en el mundo señores. En EEUU.
PetroChina ya logró alcanzar dicho valor.
¿A qué viene poner «trillón de dólares» si el artículo está escrito fn español?
Hablar del trillón o del billón americanos son ganas de extender la confusión entre los lectores (que no siempre saben mucho de números) y lo que es peor, entre los periodistas que se prodigan en errores al tratar cifras. Anecdóticamente (y en la intimidad) podemos referirnos a ellos, pero «normalmente» hablar solo de cifras europeas.
¿Estamos en Estados Unidos? No.
¿Entonces por qué usamos su «tillón» cuando aquí es un billón.
O acaso acaba de salir de la escuela y no se ha enterado que la escala usada en países herederos del Imperio Británico es diferente a la del resto del mundo. Busque «long scale vs short scale» en Google, por favor. No haga más el ridículo copiando noticias sin entenderlas.
si estas hablando en español digan billon no trillon.